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Cajita americana se originó de mi proyecto de tesis para licenciarme, son poemas que trabajé desde el año 2007, para luego entregar la tesis el 2008. Después pasaron 4 años, donde cambió mucho al original que fue la tesis: nuevas lecturas, edición, asistí al taller de Nadia Prado, que fue de mucha ayuda para la última revisión de los textos. Mi idea siempre fue intentar trasladar el tema de la conquista española al sujeto, donde la falta de identidad proviene de esta historia más grande y compleja.

 

Palabras

Quizás toda palabra, toda escritura, nace como testimonio

Giorgio Agamben

 

1.
cómo se construye el trazo
de tu boca
a la palabra,
si el vuelo termina en los silencios
que habitan página por medio
esta historia irreparable
destinada a perder algo.

 

2.
inicias la ficción en lenguaje mudo
como si tus primeras palabras fueran juguetes rotos
que no debemos volver a tocar.

 

3.
el amor nace en las escaleras
observado por los perros,
cuando termina la tarde
y no hay más verbos que decir
en nuestra lengua cortada.

 

4.
hablé de construir refugios
en el lenguaje,
entender que los nombres
eran necesarios
para hilar lo frágil de la memoria
apagándose en las esquinas
de este libro
articulado por el silencio.
(de cajita americana)

 

 

el jardín de atrás

Sólo había un jardín: en el fondo de todo hay un jardín

Olga Orozco

el agua escapa bajo la puerta
y cerramos los ojos para imaginar
que todo es un jardín tras la casa
donde esconder las manos en el barro

ella está sentada bajo la sombra
del único árbol,
sabe que la lluvia no limpiará
las últimas marcas de las rodillas
pero insiste en enterrar
el cielo es un espejo húmedo
que devuelve imágenes manipuladas

dice que todo jardín
es un viaje
y los árboles
piedras de tope en el camino

que toda lluvia desemboca
en charcos donde se ahogarán
las luciérnagas

circular por ella
devuelve los días de luz
y todo es un jardín construido

tras el último derrumbe.
(de cajita americana)

cajita americana

callarse
tampoco fue el silencio,
un mínimo árbol
al fondo del patio
que era bandera
y señal

poder decir naufragios
sin pensar América
el ombligo de otros continentes
muerte
y espectro,
la infancia
que no fue una fiesta
no nombrar, aunque
sigan vivos los fantasmas
detrás de la puerta
un sólo crujido
y caminan sobre mis pupilas
la cajita americana
escondida
bajo el colchón,
el rumor de todos los pueblos dormidos.
(de cajita americana)

 

 

Desbandan los pájaros el vuelo
cruza el ruido su horizonte,
desarmados los refugios no vuelve el sol.
Caminas al borde de la playa
y restos de arena se adhieren a cada intento,
ya no es necesario corregir las faltas
que trae consigo el atardecer.
Imagino al mar
repitiendo los sonidos,
inicia el movimiento,
con ese dejo de violencia
que has escondido.
Creemos que no volveremos
a conocer la belleza
de esa entrega inocente
que es la infancia,
la inexactitud del viaje
que nos aleja,
recortar los pedazos
de un mapa sin marcar.
El cuerpo como excusa
para no decir.
(Inédito)

 

 

Construir una piscina en un espacio reducido
es disminuir la sensación de aire, dices,
equiparar el instante en que estás dentro del agua
y fuera de ella. Ver cómo la ruta se llena de hojas
al atardecer y uno que otro insecto se entrampa
en un océano falso clavado en medio del asfalto.
Piensas un jardín como un oasis,
extender el sueño al espacio líquido
que construiste mentalmente
mientras en realidad el cuerpo cae a tierra
y ves en tus manos el barro formado
de la última lluvia de invierno.
No sabes qué decir cuando pregunto
sobre los lazos que podría destruir el agua,
hablas de la proximidad de lo que no podemos tocar,
de dejar pasar el aire así como el río
en un día soleado, soñar sumergirnos en él
y aguantar la respiración hasta ver todo borroso,
donde cada imagen difuminándose interfiere
para despertar.
La superficie parece un vidrio a punto de quebrarse,
es imposible mirar el cielo, la curvatura del sol
entre las nubes, la sombra replegada de los árboles.
Suprimir el movimiento para no asustar a los peces,
tus ojos verdes son linternas subterráneas
que marcan la dirección del agua.
Ahogarse no importaría,
sería seguir durmiendo sin que el ruido importe
sin que las palabras ya importen
la llegada continua del verano a nuestra ventana.
No importaría ese vacío que antecede la muerte
inclinarse ante un barranco conociendo la respuesta.
(Inédito)