El suicidio de Isaac nos dejó anonadados.
Fue un puñetazo en la boca del estómago para todos. Nadie lo vio venir. Isaac, uno de los líderes de la comunidad chilena de programadores, estuvo con nosotros el viernes en el Bar California. Su conducta fue la de siempre: tomó cerveza, criticó la popularidad de los lenguajes dinámicos y se mofó de los criterios de contratación que utilizan las empresas.
Asistimos a su funeral silenciosos y desconcertados.
Tres semanas después de su entierro, Ana, su madre, me llama al teléfono. Me pide por favor que la ayude a desactivar todas las cuentas de Isaac de redes sociales. Ella sabe que basta con acceder a su laptop, ahí estarían todas las contraseñas necesarias. Pero necesita de mí para romper la clave de entrada del equipo.
Con un disco de arranque y siempre vigilado por Ana, quien estaba de pie detrás mío, accedo a la máquina de Isaac. Efectivamente, sus accesos a facebook, twitter, linkedIn, github y otros estaban activos en el navegador, junto a las contraseñas en texto plano. Fue un trabajo trivial cerrar las cuentas.
Isaac era fanático de StarWars. En su escritorio hay figuras de Han Solo, DarthVader yun modelo del Millenium Falcon. Buenas cosas. No puedo vencer la tentación y levanto con mis manos la réplica de la nave.
– Llévatelos Miguel, son tuyos – Me dice Ana.
Estaba muy agradecido. Yo era uno de los pocos amigos a quienes Isaac invitaba a su casa. El gesto de Ana es una invitación a recordar a su hijo. Sin mucha ceremonia,entonces, introduzco las figuras y el modelo con mucho cuidado en mi mochila, tras envolverlos con mi polerón.
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Hago un espacio en mi pieza para los recuerdos que me traje. Tomo la figura de Vader.Me gusta la capa de tela que tiene. Al acomodarlo en mi repisa noto algo extraño: un pendrive pegado a su espalda. El examen del dispositivo de 16GB muestra un único archivo de Word. El nombre del documento es “EL PROYECTO BOLIVAR”. Muy excitado lo abro; jamás me hubiese imaginado lo que estaba viendo en mi monitor.
Todos considerabamos a Isaac el clásico ingeniero “duro”. A nadie se le hubiese ocurrido que existía además un creativo, un artista. Creo que tiene que ver con el colegio, donde te clasifican como científico, o como humanista.Nunca terminamos de conocer a las personas: frente a mí hay un guión completo de cine,en el formato correcto y de 118 páginas.Rápidamente todos mis canales de comunicación pasan al modo “no molestar” y me enfrasco en la lectura de este guión.
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En un estilo rápido, con un primer acto urgente, se nos presenta un Chile donde los conflictos sociales se han exacerbado y nuestro cobre está a punto de ser reemplazado en los mercados internacionales por un moderno tipo de superconductor catorce veces más barato en su producción industrializada. Además, conocemos un grupo criollo de hackers, que se llama a sí mismo La Trinidad, cuya principal actividad es obtener documentos y fotos comprometedoras de figuras públicas del país. El guión muestra en una escena fascinante la metodología de estos piratas informáticos, quienes sólo interviniendo la ubicación de equipos celulares se enteran de encuentros clandestinos entre las distintas personalidades de la fronda aristocrática nacional.
Las cosas para La Trinidad se complican: el líder de esta cofradía, un hacker veterano,convenientemente llamado El Padre, es encontrado en su departamento en el ParqueForestal con un disparo en la sien. Los miembros sobrevivientes (Sonny y HS, el protagonista del manuscrito) se enteran de este evento y empiezan una forzada investigación, a fin de determinar las causas del deceso y en qué cosa podría haber estado involucrado El Padre, para que se diera tan trágico final.
Isaac se tomó una cantidad de molestias que hubiesen puesto en stress a los directores de fotografía y segunda unidad para relatar las escenas que siguen, que comprenden desde persecuciones en auto y motocicleta, pasando por sofisticadas tomas de computadores funcionando, donde se hace el hacking más preciso que se hubiese visto jamás en la historia del cine, para impresionar, a la mitad de la película con un gambito de abordaje, entrada y salida de buses en el Terminal de Concepción.
Los tiempos de cierre de nudos en la trama son precisos. El personaje principal, HS, llega a una casa en el sector rural de la octava región, donde se supone que se cría El Padre. La investigación por el lugar y el recuerdo de una trova en guitarra adoptan sentido en algún momento, HS resuelve el enigma, dando con la palabra que abre los documentos que el muerto tenía en la nube de Internet.
La reconstrucción de los archivos encontrados llega exactamente a los tres cuartos de la película, esto es, al minuto 89. HS y el espectador finalmente conocen la verdad.
Un grupo de personalidades poderosas de Chile, a saber: el ministro del interior, la directora ejecutiva de un canal de televisión, el director de un diario, un industrial importante y una figura cuya rostro no muestra la cámara (que no puede ser otra que la figura de El Padre) conspiran en secreto para un plan que llaman El Proyecto Bolívar.
Dicho programa persigue la creación en la opinión pública del miedo a un conjunto de bastiones políticos disidentes operantes en el norte y sur del país, además de Perú y Bolivia. El colectivo terrorista (de nombre Logia Simón Bolívar) sería un agitador para provocar desórdenes políticos, haría declaraciones a los medios de comunicación y finalmente detonaría una bomba en el Instituto Nacional, durante una importante ceremonia a la que asistirían todos sus alumnos y personeros del gobierno, incluyendo el presidente de la república.
La consecuencia de este último acto es clave. El público, indignado y aterrado por la operación de este grupo terrorista, cedería el control del país a una facción radical convenientemente liderada por el ministro del interior, perdiendo en el proceso cualquier libertad civil, para que finalmente se materialice una intervención militar de Chile en Perú y Bolivia, en una guerra contra el terrorismo, donde una opinión pública, completamente sedada y controlada, entrega su apoyo incondicional. En uno o dos años el dominio político y militar de Chile sobre Bolivia sería un hecho. La economía chilena sobreviviría a la devaluación del cobre con sus nuevos yacimientos de uranio y gas que hoy están en poder de Bolivia.
HS tiene un camino claro, revelar la verdad inmediatamente, hacer lo correcto. Se reúnecon Sonny, su socia (¿Dije que era un chica?), y discuten al respecto.
En un anticlímax, que en lo personal me decepcionó profundamente, el protagonista decide ignorar lo descubierto, no obstante la muerte de su líder, quien, inferimos, tuvo que haberse arrepentido de ejecutar tan macabro plan y forzado a desaparecer. HS borra el video comprometedor, rompe relaciones con Sonny (el epíteto más suave que ella le dice es “amarillo”) y decide dejar a Chile a su suerte. FIN.
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Nunca sabré si Isaac cultivaba este pasatiempo de escribir con miras a dar a conocer su trabajo. Extrapolo mi conocimiento de su persona para asumir que este no es el caso. Lo más probable es que era un escape, algo privado. El texto sin lugar a dudas es bueno,tanto en su contenido, como en las técnicas cinematográficas que ocupa. El futuro nos dirá algún día si Isaac era solo otro hacker paranoico de los políticos o simplemente una persona sensible con mucha imaginación.
Decido respetar a mi amigo, después de todo, llegué a este documento de manera extraordinaria. Formateo el pendrive, lo retiro y apago mi computador.
Esa noche lloré.
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A las 04:12 me despierta mi celular. El frío de julio penetra mi brazo cuando lo saco de la cama para contestar. Una voz femenina.
– Rodewald. Necesito ese pendrive.
Pensé rápido. Muy rápido. Salvo uno o dos chistes, Isaac era considerado un hombre serio por sus pares. Pero no podía descartar la posibilidad de una broma final tétrica. Compadre, te concedo la última risa.
– Hey – respondo – lo formateé. Había un archivo, pero por respeto no lo leí. Descuida y olvídate.
– No, escucha. Sé que lo viste, sé que leíste el archivo. Cuando lo conectaste a tu máquina, delató tu posición. El Proyecto Bolívar existe. Los archivos están ahí. Llévame el pendrive para poder hacer un análisis forense.
Click
Llega un mensaje de texto con una hora y ubicación. Broma o no, soy una personacuriosa. Estaré a las 11:15 en la galería del Crown Plaza.
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Ilustración: Coma, de Dima Rebus