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Belkis Araque nace en Barquisimeto, Venezuela. Publicista de oficio y poetisa por convicción, ha desarrollado un espacio literario a través de su blog personal www.belkisaraque.com desde hace ya más de cinco años.

Sus poemas han sido publicados en la revista “Sorbo de letras”. Actualmente dirige su propia empresa de marketing digital y combina la pasión por la literatura en los espacios vacíos que deja la jornada laboral.

 

Reconocerse

Me remito
a los espacios que develan tu presencia:
la cocina
la biblioteca
la habitación
(a secas)
el comedor
el área de la cafetera
y aún no logro reconocerme
como parte de esos espacios
que develan
-poco a poco-
tu permanencia en el tiempo.

 

Soy

tan sólo

una taza de cristal

donde sirves tu bebida caliente todas las mañanas.

 

 

Sobre refugios y sombras

Me refugio en tu sombra
como un árbol de raíces fuertes
-pleno,
venturoso-
al borde de sí mismo.

Me abstraigo
como quien sólo puede ver en blanco y negro tus hojas.

Me retraigo
me exalto
me sofoco
pierdo la visión profunda de mi ser.

Aquí
yace tu libertad.
Aquí
nace mi libro.

 

 

Florecer. Flor y ser.

Todos somos
ese pétalo caído
que alguien guarda entre las hojas de un viejo libro.

Todos
-alguna vez-
tuvimos tallos en los brazos
y espinas en el pecho.

Y aun así pudimos florecer…

 

 

En honor al poema

Tengo todo el instante resumido en un poema.

Sus letras
trepan por mi ombligo
y se convierten
-de forma imperceptible-
en versos al azar.

Mis manos
se deslizan distraídamente
sobre el teclado
y tú
vas tomando nombre
vas tomando forma
vas tomando ser.

Eres
esa hoja blanca
-impoluta-
que me define.

 

 

Autorretrato

Retratar los años
entre flashes vanidosos repletos de nada.

Perseguirlos con ahínco.

Encontrarlos con dulzura
(como quien conserva una vieja carta de su primer amor),
para luego reconocerse en ellos
y permanecer
-silente-
en el obturador cotidiano.

Hay selfies que desdibujan el tiempo.

 

 

Morir. Renacer.

Una parte de mí
-una pequeña parte de mí-
diminuta y silente
ha muerto a la medianoche.

He comprado flores para adornar su partida.
He puesto música para despedirla.
He llorado.

Una parte de mí
-una pequeña parte de mí-
diminuta y silente
ha renacido al mediodía.

He comprado flores para adornar su regreso.
He puesto música para recibirla.
He reído.

De eso se trata la vida:
Llorar.
Reír.
Morir.
Renacer.

 

 

Del verbo esperar.

Ahí estás:

sentado

tomando café,

esperando el turno para tomar protagonismo etéreo.

 

Me acerco.

 

Sonríes,

y una pequeña parte de mí

muere al instante.

 

Ilustración: Gabriella Barouch.