To fight the Empire is to be infected by its derangement …
Whoever defeats the Empire becomes the Empire;
it proliferates like a virus … thereby it becomes its enemies.
PKD, Valis

El 20 de febrero de 1974, Philip K. Dick recibió una extraordinaria revelación después de visitar a su dentista a causa de una muela del juicio. En la clínica recibió una dosis de pentotal sódico. Horas después una mujer le llevó a su casa unas píldoras de Darvon (una mezcla de napsilato de dextropropoxifeno, ácido acetilsalicílico y cafeína). Ella llevaba puesto un colgante con la forma de un pez dorado, un antiguo símbolo cristiano que había sido adoptado por el movimiento contracultural de Jesús a finales de los años sesenta.

 

Según Dick, el colgante comenzó a emitir un rayo de luz dorada, y experimentó el fenómeno conocido como anamnesis, la recolección o recuerdo total de una completa suma de conocimiento. Aseveró haber accedido a lo que los filósofos llaman la facultad de “intuición intelectual”, la percepción directa de la mente sobre una realidad metafísica oculta bajo las capas aparentes de la realidad.

 

A raíz de esto, PKD se embarcó en la tarea de escribir su Exégesis, de una extensión de más de 8000 páginas. Parte de ese proceso está reflejado en la trilogía Valis que escribió en los últimos años de su vida.

 

A continuación, la trascripción de una conferencia dada por Philip K. Dick en  1977:

 

El motivo de esta conferencia es algo que he descubierto recientemente, y que es muy posible que ni siquiera exista. Como puede que esté hablando de algo que no existe, soy libre de decirlo todo o nada.

 

En mis novelas e historias escribo con frecuencia sobre mundos falsos, mundos semi-reales, así como también sobre mundos privados desquiciados, habitados a menudo por una sola persona mientras el resto de los personajes permanecen en sus mundos durante el relato, o son de alguna forma empujados hacia estos peculiares universos. Esto ha ocurrido durante los veintisiete años que llevo escribiendo, y en ningún momento he tenido una explicación teórica, o consciente, del porqué de mi preocupación con esos seudo-mundos.

 

Pero ahora creo que entiendo. Lo que estaba experimentado era la diversidad de realidades actuales parcializadas y alineadas tangencialmente con la más actualizada de esas realidades, aquella en la que la mayoría de nosotros está de acuerdo.

 

Lo que me paso fue que un día, bajo la influencia de pentotal sódico, tuve cortos y agudos flashes de memorias recuperadas. Luego, a mediados de marzo, exactamente un mes después, el corpus total de mis recuerdos, intactos y enteros, comenzó a regresar.

 

Sientan la libertad de creerme o no, pero les doy mi palabra; no estoy bromeando. Esto es muy serio e importante.

 

En ese momento no tuve la menor idea de lo que estaba viendo, no se parecía a nada que hubiera sido descrito. Parecía energía plasmática. Tenía colores y se movía rápido. Se agrupaba y luego se separaba. Pero lo que era, lo que eso era, hasta el día de hoy no estoy seguro.

 

En otras palabras, es común en mis escritos que una chica de pelo negro corto aparezca en la puerta del protagonista y le diga que su mundo es una ilusión,  que hay algo falso en él.

Esto es lo que al final me pasó a mí. Incluso sabía que su pelo sería negro. Sabía perfectamente cómo sería su apariencia y qué iba a decir. Ella llegó, una perfecta extraña, y me informo de lo siguiente: algunos de mis escritos de ficción eran literalmente verdaderos.

 

Yo escribí estos sueños en una novela tras otra, en una historia tras otra. El hombre en el castillo y Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, son dos ejemplos donde obtengo más claramente la visión previa de este presente repugnante.

 

Voy a ser sincero con ustedes. Escribí ambas novelas en base a fragmentos de recuerdos residuales de un mundo horrible dominado por un estado esclavizador.

 

Alguna gente afirma recordar sus vidas pasadas. Yo afirmo recordar vidas paralelas. No sé de nadie que haya afirmado esto antes, pero sospecho que mi experiencia no es única. Quizás lo único original de esto es el hecho que estoy dispuesto a hablar de ello.

 

Estamos viviendo en un programa de realidad informático y la única pista que tenemos de que ello ocurre es cuando una variable es modificada y ocurren alteraciones en nuestra realidad. Es ahí cuando tenemos la abrumadora impresión de que estamos reviviendo el presente. Esto es lo que llamamos déjà vu. Vivir lo mismo, escuchar las mismas palabras, decir las mismas palabras. Sostengo que estás impresiones son válidas y significativas y son una pista para intuir que en algún momento pasado una variable fue cambiada, reprogramada. Debido a esto se ramifica una realidad alternativa.