Ilustración: Pete Lloyd
Un novela pre-hippie y otra post-hippie
Las novelas Los vagabundos del Dharma y Miedo y Asco en Las Vegas son tratadas a continuación como íconos de la génesis y sepultura del ideal hippie…
Los Vagabundos del Dharma, Jack Kerouac
Y me prometí que iniciaría una nueva vida.
Vagabundearé con una mochila,
seguiré el camino puro.
Jack Kerouac
Los Vagabundos del Dharma es la biblia metafísica de los hippies. Es el punto de partida de una nueva forma de vivir, más cercana a la naturaleza, más lejana de la ecuación producción-consumo. Kerouac y sus amigos son pre-hippies, son los responsables del renacimiento de San Francisco. La espontaneidad poética de los beatnicks aparece en este libro en fiestas interminables haciendo lecturas de poesía, improvisadas como el jazz, embriagándose con vino y algo de marihuana, y desnudándose para bailar en rondas alrededor de fogatas. Pero no todo era fiesta, los pre-hippies eran más arriesgados que los hippies. Kerouac, como un monje errante del extremo oriente, casi un mendigo, se sumerge en la naturaleza y recorre la vida como si fuese un puente, sin construir una casa sobre ella.
Mucho antes que los Beatles visitaran al Maharishi, mucho antes que Osho visitara California, Kerouac, impulsado por su amigo Gary Snyder, descubre el budismo y los pasos que da ascendiendo una montaña son constantes metáforas hacia el encuentro del Dharma, la ley universal de la impermancia que todo hombre puede hacer consciente. Era un camino espiritual poco conocido en Occidente, una puerta que abrió a una sabiduría que hoy vemos mercantilizada en los gimnasios de Yoga y las visitas del Dalai Lama.
Kerouac profetiza una revolución de las mochilas, miles y hasta millones de jóvenes con mochilas y subiendo a las montañas a rezar. Vagabundos del Dharma negándose a seguir la demanda general de que trabajes para tener el privilegio de consumir toda esa mierda que en realidad no necesitas y que siempre termina en el cubo de la basura una semana después.
Esta nueva forma de vida exigía una nueva forma de escribir, más espontánea, sin caer en juegos intelectuales. Kerouac vivió literariamente y registró esa vida en sus novelas. Creyó que la profundidad del relato está dada por lo que se narra por sobre el cómo se narra. Kerouac escribió este libro en 1958, en apenas once días.
Miedo y Asco en Las Vegas, Hunter Thompson
Ilustración: Nathan Manire
Lejos de mí la idea de recomendar al lector drogas, alcohol, violencia y demencia. Pero debo confesar que, sin todo eso, yo no sería nada.
Hunter S. Thompson
Poco después llegaron los hippies, que viviendo en la santísima trinidad del rock, las drogas y el sexo, como una banalización de lo beatnick, vieron en el LSD la posibilidad de comprar, en palabras de Thompson, Paz y Entendimiento a tres dólares la dosis.
La espiritualidad se fue a la mierda. Miedo y asco en las Vegas, la novela en que se basa la película de Terry Gilliam con Johnny Deep haciendo de Thompson y Benicio del Toro como su abogado, es el relato de viaje menos místico y más drogo que he leído jamás. Aún más excesivo que la película, esta novela que narra el viaje de cuatro días entre Los Ángeles y Las Vegas, en un auto cargado con alucinógenos, estimulantes y alcohol, le pone punto final a la generación heredera de los beatnicks que, según Thompson, se transformaron en lisiados permanentes, en buscadores fallidos. Para él cualquier Verdad es tan pasajera como el efecto de un trip.
Thompson y su abogado vuelven caóticas sus mentes y su entorno como una manera de desnudar la podrida falacia del sueño americano. Destruyen todo aquello que el conservadurismo materialista de Norteamérica se ha esforzado por transformar en monumento. Son los grandes secularizadores de los mitos americanos, tanto del sueño capitalista como del hippie.
Éramos drogadictos escandalosamente pasados, montando un número de locos flagrantes que intentábamos llevar siempre hasta el límite… No para demostrar ningún principio sociológico trascendente, ni siquiera como burla consciente: básicamente era cuestión de estilo de vida.
Con ese estilo de vida Thompson funda una nueva forma de periodismo, el Gonzo, bajo el cual está escrita esta novela, una narración fluida de hechos delirantes e imaginería paranoica. Thompson no cree que el periodismo pueda ser objetivo, y extrema su subjetividad alterando su percepción del entorno con el abuso de drogas, principalmente LSD 25 y mescalina.
Si Kerouac es el profeta de los hippies que termina sus días ahogando su humana miseria en alcohol, Thompson es el anticristo de ellos. Alguien que llegó al fondo del túnel y encontró más de la misma oscuridad. Un alucinado hiperrealista que escoge acabar su vida con una llamada por teléfono a su ex mujer, para que escuche el disparo final.
Los Vagabundos del Dharma, Jack Kerouac, Anagrama, 236 pp.
Miedo y Asco en Las Vegas, Hunter S. Thompson, Anagrama, 207 pp.