La verdadera imaginación es aquella que dinamita, elucida, inyecta microbios esmeraldas en otras imaginaciones. En poesía y en lo que sea, la entrada en materia tiene que ser ya la entrada en aventura. Crear las herramientas para la subversión cotidiana. Las estaciones subjetivas del ser humano, con sus bellos árboles gigantescos y obscenos, como laboratorios de experimentación. Fijar, entrever situaciones paralelas y tan desgarradoras como un gran arañazo en el pecho, en el rostro. Analogía sin fin de los gestos. Son tantos que cuando aparecen los nuevos ni nos damos cuenta, aunque los estamos haciendo / mirando frente a un espejo. Noches de tormenta. La percepción se abre mediante una ética-estética llevada hasta lo último.
Manifiesto Infrarrealista[1]
Monsieur Pain[2] se desarrolla íntegramente en el París de Entreguerras, desde el 6, hasta el 20 de abril de 1938. Su eje central será la enfermedad de un César Vallejo hospitalizado y moribundo en la clínica Arago. Vallejo agoniza, pero además sufre de un hipo incomprensible que no cesa, complicando, aún más, su delicado estado. Es así, que para mitigar este hipo e intentar su mejoría (ya que ningún médico puede decir a ciencia cierta, qué es lo que sufre Vallejo) Madam Reynaud escribe a Pierre Pain, concertando una cita en un café cercano a la clínica, para que éste ayude con sus conocimientos mesmeristas al enfermo Vallejo.
Al iniciar el relato, en la primera página, Pierre Pain comprende lo singular de la situación y de los acontecimientos en los que se verá envuelto irremediablemente.
El primer síntoma de la singularidad de la historia en la que acababa de embarcarme se presentó enseguida, al bajar las escaleras y cruzarme, a la altura del tercer piso, con dos hombres. Hablaban español, un idioma que no entiendo, y llevaban gabardinas oscuras y sombreros de ala ancha que, al estar ellos en un nivel inferior al mío, velaban sus rostros. (15)
Estos hombres, españoles, continuarán de manera misteriosa y extravagante concitando la atención de Pain en gran parte del relato, serán sus antagonistas, apareciendo inesperadamente ya sea en un café, en el recodo de una escalera, a la vuelta de la esquina o en la clínica Arago. Intentarán denodadamente hacer contacto, sobornarlo para evitar que “trate” a Vallejo. Más adelante Pain cede, acepta el soborno, pensando que de algún modo le están regalando el dinero, aunque sin comprender las reales intenciones y dimensiones que involucran sus actos. Pain, inmediatamente se arrepentirá de esto, pero realmente no se esfuerza en redimirse, sin embargo, continuará en su empeño por ayudar a un desconocido Vallejo, pese a las consecuencias que sus actos puedan acarrearle al desconocer el acuerdo de no intromisión.
Hasta aquí, el relato en Monsieur Pain es confuso, irreal, imágenes que le brindan a la novela una atmósfera surrealista. La realidad parece subvertida por la irrealidad o dicho de otra manera, por una realidad múltiple, evocando imágenes oníricas, pesadillescas, humillaciones y coincidencias que hacen de Pierre Pain un personaje constantemente al borde del colapso, rayano en la locura, que no logra comprender la realidad, o que se siente desplazado por una serie de eventos que escapan a su comprensión lógica y racional, no así a su intuición mesmérica.
[…] ¿Qué me había revelado madame Reynaud de mi futuro paciente si no su propio deseo, un deseo morboso, de verme curar por fin a alguien? ¿Y qué significaba esto si no el justificado deseo de afianzar su confianza en mí? Puesto que no había salvado a su esposo, y ése era mi papel y mi misión cuando aparecí en su vida, debía salvar ahora al esposo de su amiga y dar fe con este acto de una realidad, de un orden lógico y superior dentro del cual podíamos seguir siendo quienes éramos. Tal vez llegar, finalmente, a reconocernos, y tras el reconocimiento cambiar, en mi caso aspirar a la felicidad. (Una felicidad razonable, parecida a la diligencia y a la confianza.) Sin embargo había algo que no calzaba, que intuía en los silencios de madame Reynaud, en mi propio estado sensorial, alerta por razones que desconocía. Un malestar extraordinario subyacía detrás de las cosas más nimias. Creo que vislumbraba el peligro, pero ignoraba su naturaleza. (23)
Cuando mencionamos al surrealismo como estética evocada en este relato, lo hago precisamente desde aquella trinchera o reducto del surrealismo histórico, tomando ese ápice del Manifiesto Surrealista[3] en que se apuesta a la imaginación al servicio de la locura y a esta, como descriptora de la realidad, bajo su propia razón[4].
Según el surrealismo las descripciones deben obedecer a las emociones, los detalles descritos son necesarios desde elas sensaciones que estos provocan en el personaje y no como un mero descriptivismo.
[…] No me permiten tener siquiera la menor duda acerca de los personajes: ¿será este personaje rubio o moreno? ¿Cómo se llamará? ¿Le conoceremos en verano…? Todas estas interrogantes quedan resueltas de una vez para siempre, a la buena de Dios; no me queda más libertad que la de cerrar el libro, de lo cual no suelo privarme tan pronto llego a la primera página de la obra, más o menos. ¡Y las descripciones! En cuanto a vaciedad, nada hay que se les pueda comparar; no son más que superposiciones de imágenes de catálogo, de las que el autor se sirve sin limitación alguna, y aprovecha la ocasión para poner bajo mi vista sus tarjetas postales, buscando que juntamente con él fije mi atención en los lugares comunes que me ofrece: (En línea)
Insistimos en que lo surrealista en Monsieur Pain no obedece al método descrito por Bretón en su Manifiesto, sino que, a la crítica que el surrealismo hace de la narrativa, poesía y al estado del arte hasta ese entonces. Es un llamado de atención sobre una cierta lógica racional que impera en la literatura, con exceso de realismo o positivismo que van de la mano de la descripción detallada y minuciosa de los ambientes, personajes y modos de pensar analíticos, que no se trasuntan en aporte en la transmisión, hacia el lector, de los sentimientos de los personajes.
[…] So pretexto de civilización, con la excusa del progreso, se ha llegado a desterrar del reino del espíritu cuanto pueda clasificarse, con razón o sin ella, de superstición o quimera; se ha llegado a proscribir todos aquellos modos de investigación que no se conformen con los imperantes […] Quizá haya llegado el momento en que la imaginación esté próxima a volver a ejercer los derechos que le corresponden. Si las profundidades de nuestro espíritu ocultan extrañas fuerzas capaces de aumentar aquellas que se advierten en la superficie, o de luchar victoriosamente contra ellas, es del mayor interés captar estas fuerzas, captarlas ante todo para, a continuación, someterlas al dominio de nuestra razón, si es que resulta procedente. (en línea)
Monsieur Pain tiene aquello que propugna el Surrealismo, una cercanía con el onirismo o con el cuestionamiento a la realidad lógica, una libertada narrativa, cercana a la histeria, un desarrollo de pasajes que se sumergen en sueños o situaciones irreales e insólitas, un deambular por una serie de capítulos (mediatizados por pausas o espacios en la narración) que permiten a Pierre Pain ir de una situación, que parece insignificante, a otra descabellada, a conversaciones salidas de una mente afiebrada o demasiado imbuida en lo cotidiano inexplicable, pero que encausan el relato por los derroteros de una realidad vista sin los prismas de la lógica y la representación de la realidad racionalizada.
Le arrebaté las cartas murmurando unas confusas palabras de agradecimiento y cerré la puerta. Recordé entonces, mientras escuchaba las pisadas de madame Grenelle perdiéndose por el pasillo, haber despertado en algún momento de la noche soñando que alguien a quien intuía de forma vaga como benefactor me tapaba con suave y obstinada autoridad la boca. Al despertar me había encontrado con mi propia mano apretada sobre los labios. ¿Como si pretendiera ahogarme? ¿Como si pretendiera obligarme a permanecer en silencio? (27-28)
Como podremos apreciar, el tránsito de Pierre Pain no es lógico, es más bien azaroso, inverosímil, sin embargo, terminan estos hechos conectándose con un ambiente, una atmósfera surrealista que, además, estará fortalecida por la época histórica en donde se desarrolla la novela.
Suspendí la mano izquierda a treinta centímetros de la cabecera y me dispuse a esperar. Ante mí se desplegaba tímidamente el rostro afilado del enfermo con esa rara dignidad desconsolada común a todos los que llevan algún tiempo encerrados en un hospital. El resto es borroso; mechones de pelo negro, el cuello mal cubierto por la camisa del pijama, la piel lustrosa, sin rastros de sudor. En la quietud de la habitación sólo se oía su hipo. Sé que nunca podré describir el rostro de Vallejo, al menos tal como lo vi en ese mi único encuentro; pero el hipo, la naturaleza de ese hipo que envolvía todo apenas se escuchara con atención, es decir, apenas realmente se escuchara, escapaba a cualquier descripción, siendo al mismo tiempo a la medida de cualquiera, como un ectoplasma sonoro o como un hallazgo surrealista. (62)
En Monsieur Pain se aprecian personajes sacados de la realidad y momentos históricos, que se mezclados con la ficción y ésta mediada por la percepción de un mesmerista, representante peculiar de una pseudociencia en decadencia, mal vista, principalmente en Francia, de donde es originaria. Pain no tiene certezas en torno a su accionar sanador, no sabe a quién intenta socorrer, las únicas cosas que tiene claras es que su no paciente se apellida Vallejo, que es pobre, agoniza y es sudamericano. Pero desconoce lo principal, su condición de poeta, tan sólo este hecho podría cambiar el curso de sus acciones, esclarecer sus intuiciones, pero este detalle, es el que aparentemente decidirá los acontecimientos y mantendrá en tensión el argumento, generando la irrealidad en los sucesos que se imbrican para hacer de Monsieur Pain una novela con un marcado carácter surrealista.
Algunos anclajes con la realidad histórica son efectivamente, la situación de Cesar Vallejo en Paris, quien ingresa a la clínica el 24 de marzo de 1938 y su periodo más agudo transcurre entre los días 7 y 8 del mes de abril, falleciendo días después, el 15 de abril de 1938. Luis Aragon poeta francés que suscribió por mucho tiempo al surrealismo, pronunciará las palabras de despedida en su funeral.
Sabemos que Vallejo fue antifascista y que asistió en 1937 a un congreso internacional de escritores antifascistas en Madrid. En esos mismos años escribirá Poemas Humanos y España, aparta de mí este cáliz, en clara alusión a los sucesos violentos y deshumanizantes que ocurren tanto en España, como en Europa.
La trama, particularmente intrincada, misteriosa e irreal de Monsieur Pain justifica los acontecimientos extrañísimos que vive Pain. Nada se explica más allá de la propia comprensión del protagonista y éste mismo no devanea demasiado en los hechos insólitos que le acontecen, más bien, entiende que está inserto en una maraña que supera su propia comprensión. Nuevamente encontramos el punto de conexión con lo que expresa el Manifiesto Surrealista. El autor no interviene directamente como narrador para explicar los sucesos, no aplasta al personaje bajo una serie de apreciaciones que, estarían de más en una novela de estética surrealista en que todo es sugerido y el componente imaginario-maravilloso cobra relevancia trascendental. La experiencia que el lector posea se transforma en la mejor manera de guiarse por los acontecimientos, permitiendo un espacio de reflexión fuera de la novela.
Pain, por ser mesmerista sufrirá lo que Breton manifiesta como el prejuicio de la sociedad ante el reino del espíritu, la superstición o las quimeras. Él será quien sufra lo que el surrealismo pretende enarbolar como oposición a una sociedad cada vez más moderna, que se excusa en el progreso para proscribir todo aquello que carezca de una lógica racionalista o positivista. Pain representará, por así decirlo, la lucha del surrealismo, en contra de la logicidad, la cientificidad y el racionalismo imperante, que también, muy probablemente, tenga afinidad, con los regímenes totalitarios fascistas que se conformaban en Europa en las décadas del 30 del siglo XX.
Pero si más tarde el hombre, fuese por lo que fuere, intenta enmendarse al sentir que poco a poco van desapareciendo todas las razones para vivir, al ver que se ha convertido en un ser incapaz de estar a la altura de una situación excepcional, cual la del amor, difícilmente logrará su propósito. Y ello es así por cuanto el hombre se ha entregado, en cuerpo y alma al imperio de unas necesidades prácticas que no toleran el olvido. Todos los actos del hombre carecerán de altura, todas sus ideas, de profundidad. De todo cuanto le ocurra o cuanto pueda llegar a ocurrirle, el hombre solamente verá aquel aspecto del conocimiento que lo liga a una multitud de acontecimientos parecidos, acontecimientos en los que no ha tomado parte, acontecimientos que se ha perdido. Más aún, el hombre juzgará cuanto le ocurra o pueda ocurrirle poniéndolo en relación con uno de aquellos acontecimientos últimos, cuyas consecuencias sean más tranquilizadoras que las de los demás. Bajo ningún pretexto sabrá percibir su salvación. (en línea)
Conclusión
No puedo concluir esta ponencia sin mencionar algo que parece obvio, una pregunta necesaria. ¿Existe alguna relación entre el Surrealismo de Breton y el Infrarrealismo de Bolaño que incida en lo escrito en Monsieur Pain? La respuesta no debiera estar alejada de lo que se intenta plantear en esta ponencia, sobre las características surrealistas que se presentan en toda la extensión de de Monsieur Pain, revival de un estilo que pareciera anacrónico, pero que se fundamenta principalmente en las críticas y postulados que sustentan este movimiento de la primera mitad del siglo XX y que bien debió conocer Roberto Bolaño a la hora de redactar el Manifiesto Infrarrealista. Infrarrealismo que surge con Roberto Matta a la vera del Surrealismo, concepto que más tarde Bolaño recogerá para iniciar en México lo que será el comienzo de una historia que todos en mayor o menor medida conocemos. Según Jaime Moreno Villareal[5] Del infrarrealismo como última vanguardia, uno de los rasgos más señalados, pero no por ello menos difuso, es su relación con el surrealismo histórico.
En pleno trance de disolución del surrealismo, Schuster publicó en 1970 sus Développements sur l’infra-réalisme de Matta bajo el sello de Éric Losfeld, opúsculo que echa una luz hasta ahora inatendida sobre el origen del movimiento infrarrealista en México. Acerca del origen del término “infrarrealismo” y su adopción en México, suele citarse el siguiente testimonio de Roberto Bolaño: “El infrarrealismo es un movimiento que Roberto Matta crea cuando Breton lo expulsa del surrealismo y que dura tres años. En ese movimiento había solo una persona, que era Matta. Años después, el infrarrealismo resurgiría en México con un grupo de poetas mexicanos y dos chilenos.”
Este artículo Del surrealismo al Infrarrealismo, un atajo, supone la larga serie de relaciones que el infrarrealismo sostiene con el surrealismo, ya no es tan complejo pensar que Monsieur Pain, su primera novela escrita de manera individual, con la que ganó algunos concursos literarios en España, tenga tantos guiños estéticos al surrealismo, transformándose en una novela que, desde esta trinchera, adquiere aún mayores luces, matices y puntos en común que nos hacen ver a Monsieur Pain como una obra que refunda la incorporación de lo mejor de una corriente literaria, con los supuestos infrarrealistas y las nuevas técnicas narrativas propias de la novela hispanoamericana contemporánea que muy bien señala Cedomil Goic para la generación de de 1987[6] en la que circunscribe al propio Bolaño.
Las características de su novela se ordenan hacia el desarraigo y la fragmentación. La dispersión del narrador y los efectos metanarrativos. El diálogo de discursos variados, la parodia y la relación inter artes ¾Pintura, cine, televisión, música pop, historietas¾ crean fusiones complejas y autorreflexivas. (99)
Aún queda determinar, una serie de guiños, detalles y curiosidades inmersas en esta novela que, parecen puestos a propósito, con un dejo lúdico de parte de Roberto Bolaño. Analizar en profundidad el significado que contienen algunos sueños que el personaje Pierre Pain tiene en la novela. Profundizar, en las razones esbozadas en la novela, para querer dejar morir a Cesar Vallejo de parte de los misteriosos españoles. Establecer la importancia que el personaje de Terzeff tiene para el desarrollo de la trama, al ser rememorado en varias ocasiones tanto por Pleumeur Bodou, Poul Rivette, como por el mismo Pierre Pain. Profundizar en las claves surrealistas presentes, ya que en esta ponencia, sólo hemos pretendido establecer la presencia de elementos surrealistas históricos y estéticos, conectándolos muy brevemente con el Infrarealismo fundado Roberto Bolaño en México.
Como se aprecia, Monsieur Pain aún es un campo fértil para la investigación y los análisis literarios y de otras índoles, una novela no muy conocida y muy distinta a las que le siguieron, seguramente, esto tiene que ver con su afiliación al surrealismo.
Bibliografía
[1] Bolaño, Roberto. Monsieur Pain. Editorial Anagrama, 1999. Barcelona, España.
[2] Bolaño, Roberto. Déjenlo todo nuevamente, Primer Manifiesto Infrarrealista. En línea 1976 México. http://manifiestos.infrarrealismo.com/primermanifiesto.html
[3] Breton, André. Primer Manifiesto Surrealista, 1924. http://www.isabelmonzon.com.ar/breton.htm
[4] Burgos, Fernando. La novela moderna hispanoamericana. Editorial Orígenes, 1985 Madrid
[5] Goic, Cedomil. Brevísima Relación de la Novela Hispanoamericana. Editorial Biblioteca Nueva, 2009 Madrid.
[6] Huidobro, Vicente. Manifiesto de Manifiestos http://www.vicentehuidobro.uchile.cl/manifiesto3.htm
[7] Martínez Bonati, Felix. La ficción narrativa. Su lógica y ontológica. Editorial Lom. 2002 Santiago de Chile.
[8] Moreno Villareal, Jaime. Del Surrealismo al Infrarrealismo, un atajo. Página Web Letras Libres 2013 http://www.letraslibres.com/revista/convivio/del-surrealismo-al-infrarrealismo-un-atajo?page=0,0
[9] Warning, Reiner (ed.) Estética de la recepción. Wolfgang Iser La realidad de la ficción. 165-166 Visor 1989, Madrid.
[1] Bolaño, Roberto. Déjenlo todo nuevamente, Primer Manifiesto Infrarrealista. En línea 1976 México.
[2] Bolaño, Roberto. Monsieur Pain. Editorial Anagrama, 1999. Barcelona, España.
[3] Breton, André. Primer Manifiesto Surrealista, 1924. http://www.isabelmonzon.com.ar/breton.htm
[4] Estoy plenamente dispuesto a reconocer que los locos son, en cierta medida, víctimas de su imaginación, en el sentido que ésta le induce quebrantar ciertas reglas, reglas cuya transgresión define la calidad de loco, lo cual todo ser humano ha de procurar saber por su propio bien. Sin embargo, la profunda indiferencia de los locos dan muestra con respecto a la crítica de que les hacemos objeto, por no hablar ya de las diversas correcciones que les infligimos, permite suponer que su imaginación les proporciona grandes consuelos, que gozan de su delirio lo suficiente para soportar que tan sólo tenga validez para ellos. Y, en realidad, las alucinaciones, las visiones, etcétera, no son una fuente de placer despreciable.
[5] Del Surrealismo al Infrarrealismo, un atajo. Página Web Letras Libres 2013 http://www.letraslibres.com/revista/convivio/del-surrealismo-al-infrarrealismo-un-atajo
[6] Goic, Cedomil. Brevísima Relación de la Novela Hispanoamericana. Editorial Biblioteca Nueva, 2009 Madrid.