Conciencia (de tu) gris
Gris por no brillar ni cuando el sol se posa
sobre las incipientes canas de las patillas.
Por la aridez del paisaje. Por las líneas de ese mapa
impreso en tu cara gris.
Gris por la inminencia de algo que nunca (se) te ocurre.
Conciencia (de tu) gris por el sosiego de las manías,
absortas en su estoica y diaria conjunción.
Gris por quien te quiso y te vio y no te vio<
con todo y tu gris inaguantable.
Gris a la hora de los quiubos con los grises amigos
de antaño y ahora.
Conciencia (de tu) gris sobre fondo gris.
1990-1994
macheteábamos monedas afuera del estadio
en la sede del club tomábamos vino
en caja a veces sólo veíamos del partido
unas sombras desenfocadas casi siempre
perdíamos al último minuto pero por ahí
ganábamos un clásico y eso salvaba el año
eso nos hacía religiosos viajar a provincia
en un unos buses piratas esparcir el vómito
por pueblitos del sur
adoptar nombres como Bloody o Butcher
pertenecer a pandillas lumpen escuchar
hardcore grindcore drogarnos con jarabes
para la tos
Olfato Goleador
Lo peor pasó de largo
se estrelló contra la ciudad
rebotó hacia el cielo
y describió
una
trayectoria
hipnotizante:
déjalo que caiga
gritaste
déjalo que caiga
y no lo toques más
pero ey
ya no me importaba nada
lo peor cayó
sí
pero yo —frío oportunista—
reacio a las indicaciones
de cualquier entrenador
lo agarré nomás de sobrepique
y sentí tu red temblar.
Ilustración: Soccer, de Antonio Rodriguez Jr.