Juan Miguel Rojas. (Barquisimeto, Lara, 1986).
Ingeniero Químico, docente y músico. Baterista, vocalista y director del colectivo audiovisual Tan Frío el Verano y percusionista de la banda De Khalafary’s. Autor de las plaquetas literarias inéditas Koi no Yokan y Anticristos. Textos suyos han aparecido en el fanzine de arte y literatura Àcraciapour les Porcs y en las publicaciones literarias Pez de Plata (Monagas), Letralia: Tierra de letras y El Caracol de Espuma, así como en diversos blogs y reseñas. Actualmente maneja el blog «Sueños Editables» (www.hwangcho.blogspot.com)
Poemas
Volver implicaría
atravesar la noche
soñarme bala
dispararme
desde un soplo homicida
cortar la vena
que me pulsa
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No es
reflejarse en el agua
Fractalizarse
recordar el pedazo prestado
devolver la mueca
A monedas que miran
Desde el fondo
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Mariana (PANEGRÍFICO)
Ya no extraño mis cosas muertas
yo, que soy también
algo muerto
amanezco de vez en cuando
junto a esos labios de mango
y despierto
porque ella es bella
como todas mis cosas
las que alguna vez murieron
Nolan’s Joker
Y uno, como sombrero,
con vacilantes sonrisas
se quita el sueño y muere.
ÉlmerSzabó
A nosotros los perros inmortales
orgullosos y valientes
dado el tiempo suficiente
esta ciudad nos convertirá en coyotes
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三
Stay with me
As we cross the empty skies
Come sail with me
We play in dreams
As we cross the space and time
Just stay with me
Deftones- Rosemary
Escribo en tus labios
con mi lengua
canciones de Chino Moreno
mientras queda la Intercomunal detrás
a 120 Km/H
sin soltar el volante
5:37 A.M.
no sé cuál condición del momento es más mortal.
Carlos Quevedo
ESPANTAPÁJAROS
Mi pecho es un terreno baldío
donde sembré tantas semillas que nunca crecieron
en el umbral de mis linderos
dejé colgado un espantapájaros
bajo mis tierras
todos los huesos del pasado
pero los cuervos no se van
al dormir
me arrancan los ojos
olvido que soy parte de mis propios muertos
VEINTISEIS (Dos verdades y una mentira)
I
Nunca soporté tu armario de dudas
ni escuchar el vaivén de tu respiración
o tu orquesta de silencios
II
para entonces
tus manos aliviaban la fiebre de mis días
y tu boca elaboraba otras maravillas
yo intentaba hacer malabares con el tiempo
III
ahora
me susurras que pida un deseo
antes que apague los veintiséis fuegos del vertedero en mi pecho
y nos vayamos de la mano
hasta una de esas páginas a medio escribir
para estar bien
ahora
que ya te olvidé.
NÚCLEO ACCUMBENS
Tal vez sí sea un adicto
fíjate la cantidad de años que tuvieron que pasar
para que al menos
rasgara sobre la posibilidad
de que mi núcleo accumbens
se alimente de sí mismo
mas ahora
aquí me encuentro
palpando el frío borde de la cama
sin rem ni otras fases del sueño
y me pregunto
si esta barba que me he dejado crecer
me disimula las ansiedades
Jesús Montoya (Tovar, Mérida, 1993).
*
Fíjate en mis ojos, están vacíos.
Escribo desde la máscara partida del alma para que no haya ni una sola voz que en mí se quede sin su nombre.
Escribo desde la incomprensión que me madruga.
Calla, no escribas si la crueldad por fuerza no te invita a este vacío.
Fíjate en mi pecho, arde.
He recuperado mi risa criminal en la basura,
la he vuelto a ver asomarse en los caminos
y es amplia
y hermosa
pero no es capaz de salvarme.
Hermano, estoy manchado.
Hermano,
ahora arrugo el rostro tendido en las cenizas.
Hermano,
lo que llamamos compasión
es lo que nunca vuelve.
Tengo el llano amanecer del alma apuntando al cielo con su luz en la mañana,
nada de lo que escribo me pertenece,
escribo el propio viento que se lleva el polvo que escribo.
Hermano,
mírame, no estoy a la altura del corazón.
Fíjate en mis manos, están hermosas.
Escribo desde la pena para que se sienta el martillazo, el amuleto, la putísima irreverencia que me acuna.
Escribo, escribo porque todos me han traicionado, menos tú.
Ven, escucha el corazón en alguna parte del abismo abriéndose en mi suerte,
su altura es mi abandono.
Ven, toma mi risa, mi pensamiento,
yo te imploro,
yo te canto en las colinas
como el más terrible de los hombres.
Déjame ser dulce como las sombras,
déjame mostrarte que la tristeza
es única como el sol que nos quema los pasos,
llévame a gritos hasta la muerte
y te coronaré con flores
y la frescura del agua
nos olvidará,
nos amará.
Ven, antes del poema.
Antes del poema
levántame.
Antes del poema
no hay un paso fresco que me acabe.
Antes del poema
me he quedado solo.
Antes del poema
el camino es inmenso.
Antes del poema
mi risa ilusionada se despide.
Antes del poema
bailemos con la música harapienta del alma.
Antes del poema
desgástame.
Antes del poema
la vida entera es ausencia.
Antes del poema
hundo mis manos en tu rostro.
Antes del poema
la bienvenida me asombra.
Antes del poema
bordan mi mirada las líneas blancas del cielo.
Antes del poema
me acusan.
Antes del poema
la locura es sólo una caricia maldita en mi cuerpo.
Antes del poema
rescátame.
Antes del poema
siento la ira retraída en el incendio,
en el agua,
en el reflejo
y el adiós.
*
Me acusan incansablemente
de arrastrarme junto a los equivocados
en el sendero equivocado.
Me acusan y señalan con sus dedos temblorosos
cuando mis ojos descansan
en un sueño distinto, lejano.
Me acusan por aplastar una a una mis pasiones sin arrepentimiento,
por traicionarme al escribir poemas
desde una voz insensata que destroza en su recorrido
las ventanas.
Estoy decidido a ser el primero que echen
a la calle de sus asquerosos recintos,
pues mis ojos apuntan hacia todas las direcciones
que marca el viento con su paso.
Me acusan de ser invisible
aunque esté tan cerca como el aliento,
pero mi soledad no sabe cómo comportarse.
Me han insistido que sea feliz desde la ausencia,
y he fracasado.
Me han invitado a pudrirme en la locura
como las hojas amarillas cuando cambian su color.
Me han maltratado por tener esta memoria larga y sucia
hecha de caricias.
Pues bien, les digo:
Soy el movimiento fino con que el cielo cambia de rumbo a las estrellas.
Acúsenme,
nada traigo en mi defensa más que la humilde pena
de quien ama las palabras.
Vengo con el rostro hueco
por esta sonrisa adolescente
que inútilmente se me va borrando,
que inútilmente se me va quedando en otra infancia.
Mi voz se mece en los jardines y se pierde en el espacio.
Nada traigo en mi corazón,
no me acusen porque cante.
Nada traigo desde el precario y misterioso río del tiempo.
Nada tengo más que el lamento de quien en silencio busca a la distancia.
Acúsenme,
medité a la alegría y la perdí.
*
Oh, mancha del lloriqueo universal.
Oh, cuerpo roto.
Oh, cerillas de paso.
Oh, desgarradora sensación de alivio.
Oh, corazón vagabundo.
Oh, corazón hijo de puta.
Oh, mágico espejo de mi pecho.
Oh, calle marginal.
Oh, Virgencita de la rumba:
rómpeme entera la cabeza
con la resaca más bendita que tengas
me estoy dejando perder lo suficiente
nadie volverá a ver mis ojos
no los abrí nunca bajo el mar
y las olas son frías
y son las mismas cosas
siempre las mismas cosas
lívidas
transparentes
desde siempre
para siempre
como siempre
trazando esta delicada repetición
si voy alucinar lo haré
desde una luz elemental y farsante
desde una luz pueril y estridente
desde una luz enamorada y ronca
enamorada y putica como mi voz en las aceras
susurrando besos descomunales
barriendo todo cuanto pasa alrededor
bajo la inmunda chispa de las estrellas
has de ser mi amor
no me desampares en la noche
y quémame las manos durante el día
ahora y siempre
con el mismo fuego
ante la muchedumbre
ante la gente que transita las calles al trabajo
paseo al revés por la vida con una lágrima cayendo del sol
y soy tan estúpido
y soy tan banal
y soy tan mundano
girando en los patios desconocidos de las ciudades
donde se pierden mis amores
me duermo con la cabeza inclinada en sus viajes
carcajeándome
traicionándome en mi propia ilusión
rayándome el llanto de caminos.
Oh, mar centellante.
Oh, oración de la media noche.
Oh, maricones merideños.
Oh, madrecita linda que me espera.
Oh, cuerpo frío y pálido.
Oh, armónica risa.
Oh, niña de ojos grandes.
Oh, montañas del sur.
Oh, poeta de mierda
si tu rostro se ha llenado
de lágrimas otra vez
no es por la pena
aprende que eres mínimo
y que has dejado atrás
la piel como la serpiente deja de la suya
deja que te enseñe
deja que te explique
deja que te cante
el reflejo más pequeño
desde el charco de mi rostro
turbio y amarillento
aprende de una vez por todas a regresar
y olvida la auténtica partida
sólo adentro está la sombra que te mata
sólo adentro está el interminable verano
sólo adentro las rosas son furiosamente blancas
rufián de carretera
príncipe de la pachanga
amor de mis amores
niño de mis sueños,
canta conmigo.
*
He visto tus ojos nacer en los míos. He bajado por tu mirada como una escalera eterna para encontrar al mar. El segundo viaje crece en sus colores. Ya no habrá una mentira que valga. Poseo la risa poseída todavía. Tengo la cara retorcida y el destino roto, el magnífico destino, brillante, brillante. Ahora vendrán todos mis amores perdidos como un centenar de olas a acurrucarse en mis pies. Te odio. Te odio. La honestidad me está matando. Le conté a mi hermano que tus ojos son maravillosos y se burló de mí. La honestidad es una huella. Les dije a tres amigos que me hice poeta cuando mamá intentó matarse y ninguno me creyó. La honestidad me aturde. Escribí poemas sin parar a los quince años para olvidar mi pasado y todavía lo recuerdo. La honestidad es imprudente. Mi padre me abrazó con sus lágrimas una mañana en la cárcel de ese pueblo. La honestidad es un sueño. No recuerdo lo esencial de mi infancia.No he vagado en su rendija. La honestidad me contempla. Arrastro el corazón contra el suelo. Me he enamorado tantas veces que perdí la fe y con ella el mismo amor. La honestidad es una estrella. He vivido de la culpa y del odio. He interrumpido mi estupidez con un grandioso beso que me olvidó para siempre. He bajado desde tu mirada y el mar se ha vuelto un muelle en las tinieblas. Si pudiese huir de este infierno no lo haría. Si consiguiese dejar de imaginar el ritmo de las cosas no podría. Noches de mis años, canto como la primera vez. Noches de mis años, me han llevado hasta el fondo y ya no sé para quién hablo. La honestidad es una cicatriz, canta conmigo.
Irán Infante (Caracas, Distrito Federal. 1981). Poeta y narrador.
E-mail de contacto: Iraninfante81@gmail.com Twitter: @InfanteIran
Las ruinas nunca nos perdonarán
el tiempo en que fuimos viaje sin retorno
Amo los besos-acero
el éxtasis del plástico en mi tráquea
succionando la palabra LOCURA
y la sonrisa se mimetiza
con el girasol de sus mejillas
Van Gogh fue un cuervo
y su oreja me habló de hadas verdes
Nerval fue mi ausencia oscilada
y su cuerda me salvó
Hiero a la muerte con sonrisas colgadas
Llevo una legión de gritos
paralizados entre los dedos
Jairo Rojas Rojas
Del libro: Casa para la sospecha
Día 2
Emily Dickinson se recluyó tan desmesuradamente
en la segunda mitad de su vida
que durante los últimos diez años no salió de su casa ni una sola vez
David Markson
Una puerta blanca que no sabe si da
para adentro o para afuera
esa es la diferencia que no hay tal
y mira desde su tono inmaculado
una habitación que nunca termina
un huésped que aún busca su razón
en las palabras enrarecidas por la luz
primera,
cada gesto una letra cada silencio otra oportunidad
por eso se sienta, con pelo alborotado, ojos legañosos
atento a cada movimiento del día nuevo
ahí las cosas pierden gravedad
todo es raro todo flota
por eso está ahí
no ha salido
buscando
soportar la intemperie
desnudo
dibujando con el alba una ventana donde poder mirar
mirar mirar Entrar
como si tratara de recuperar la memoria / recordar
lo que el poeta dijo hace siglos
muriendo
soportar el peso de todas las caídas de su pueblo ahí
bien adentro
en cada amanecer
en ese cuarto de cielo verde
de hojas arrancadas flotando y un vacío alrededor del árbol más alto
una gotera que acorrala el silencio
las manchas blancas en el suelo, la-te-la-de-araña que hace cantar
las paredes sostenidas por libros delgadísimos
como soledades unas tras otras, abrazadas,
dos camas llenas de corotos baratos
ropa con huella, remendada,
Música Sin Fin Que Cubre Hasta Donde Alcanza La Vista
la miseria también flota como bruma
la ve sentado y desnudo como hace tanto tiempo
una nube entre cuatro verdes paredes
y en silencio quiere aprender a nombrar
las palabras adentro de las palabras las mismas
ahí
donde sólo hay extremos nada de centros de mitad de duda
nada de orden que permita entender ese triste celaje
cubierto
no sabe hacer otra cosa no hace más
i n m o v i l
viendo el movimiento— de— la— luz— cuando
se — aquieta
con tanta escases nace otro huésped que sentado y desnudo escribe
una historia paralela la verdadera, quizás
Día 27
Su distracción en el mundo es la atención por
los pequeños objetos de esta nación:
una fotografía de un muerto que nadie recuerda,
su camisa preferida que no significa nada pero dice mucho,
en esa foto
de ese pequeño y roído álbum que dice:
“siendo así, prefiero compartir los recuerdos”
y que ahora él ve junto a su ropa preferida,
otos r tas, in ompletas, de ángeles mirando, hacia arriba, el largo camino a sus hogares,
magos blancos que abren los brazos desde las montañas hijas de un mar que nadie vio,
fotos con personas con las que se mantuvo una provechosa relación telepática,
imágenes de gente que no se miente a sí mismo pero sí a los demás,
caminos de tierra donde en 1853 no pasó nada, la noche que verá terminar al hombre
por su propia mano
la gente que camina lento porque siempre llevará un niño de la mano,
el perro que atravesó todo el país buscando su amo, llorando,
fotos, fotos, para que siga recordando sus padres, débil memoria,
imágenes que se suceden sin orden, como todo Eso.
***
Todo es: Otsomuru
***
Esperar hizo al arte
***
El placer engendró el arte
***
Lo único que merece seriedad es el juego
***
Lo primero es aniquilar el concepto
***
Hablar de manera extraña es lo primero
***
El árbol: vio como cortaron su tronco y no se quejó
***
Daba la impresión de que siempre estaba a punto de marcharse
***
Están los que viven con un pie en el siglo XXI y el otro en el siglo I
***
¿quién es un revolucionario? / ¿qué es?
***
Los gatos son contagiosos
***
Qué triste el civilizado
***
Crisis: espiritual → lenguaje→individual→social…
***
Lo que más lo asusta es el origen
***
“Entre más estudian menos saben” Pedro Rojas, 74 años. Analfabeto.
***
En el jardín de Morotuto todos los escarabajos
llegan a morir.
Es el primer cementerio de escarabajos que él ve.
***
Prefiero los gatos, queridos
***
La historia demuestra que hay futuros que ya acontecieron
***
Esto es un recuerdo
Esto es un recuerdo
***
Otsumuru
es todo
Día 28
No soy distinto al péndulo en la cueva ni al nadador vendado,
mi mayor habilidad es la pereza de encontrarme con otros a menudo
Juan Carlos Mestre
Como el primer día del mundo:
allí está él, de pie, justo en la mitad
que divisa Todo
como el primer día del mundo / creado
con cenizas-palabras
ya creado / otra vez / por él y Él
desde abajo / pacientes
(cierra los ojos y cuenta:
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10)
ahí se escucha Todo:
la primera luz sobre todas las cosas
que hacen doler el ojo, recién abierto
que pasea por un largo túnel
desgarrand… la… n…
suenan las campanas como los pájaros de la infancia
una voz que se traga la oscuridad
¡Despierta, hijo mío! —dice—
¡Despierta, mi heredero! —oye
cuando se inicia todo—
es la hora de la migración:
la intemperie se regodea en el techo
donde suena la noche despegarse
cansada
herida
sola
y él:
SOBREVIVIENTE TESTIGO
de su vuelo más bien bajo
cayendo algo así como estrellas
desde sus pies largos, sombras abrazadas a sí mismas,
la noche
suena: ta ta ta ta ta ta
ta ta ta ta ta ta
ta ta ta ta ta ta
Todo suena, como si hubiera niños, muchos;
la mesa torcida como un barranco que espera furioso,
el libro abierto en la página 23*
ESPOSA has venido tardío.
Lúgubre como el sonido de los tambores
salvajes de zarzamoras
hirsuto y hermoso como las piedras
del río.
Pero has venido
ESPOSO Esperé largamente en las noches frías mirando
las constelaciones doradas,
las máquinas del mundo temblaban
y en la cerca de las flores tan sólo había
un mulo.
Yo era helado como las aguas
al viento místico mis brazos parecían ramas
yo era vacío y llenaba mis días
de soles, de albas ardientes
de mares procurando
desconocerte
odiarte
olvidarte
como el ruido de las hojas de laurel que caen
y no suben ya más.
Y mis ojos no tenían ya color.
No tenían ya color mis ojos.
Como el primer nacimiento él lee y descubre que justo ahí
en la mitad
yacen todos sus amores, convergen todas las edades
y escribe, como su primera palabra:
“poeta, Rey hastiado de astros, lo supiste Todo cuando el río se lanzó a tu centro ¿o no?, quisiera darte un abrazo aunque no te conozca, pero todo lo que anuncias tiene que ver conmigo, ¡todo tiene que ver conmigo! Tú: que naciste debajo del ala de una estrella ve con tu esposa que también brotó de esperar / enamorada / que te espera para descansar. Quisiera hablarte pero sólo se escuchar, yo no sé hablar pero tengo que decir porque este encierro es una pregunta que vino con el primer día del mundo y la desesperación, como lo supiste, es no creer en nada. Hemos de crear y esto es destruir como lo harían los niños jugando: Dioses, aunque los rígidos jueces chirreen sus dientes emitiendo su veredicto por nuestro mal comportamiento. Ah, esos jerarcas de la enfermedad. Esto es una antítesis para que generaciones venideras conozcan esta tierra negada. Tú que supiste que la poesía no salva del todo ¿qué viste el último día?, ¿dónde quedaron las llaves del reino? Jamás te juzgaré. Yo también he de perdonarme. Hemos de crear porque ya nadie se pregunta: ¿Por qué morimos? Hemos de partir hacia el otro porque la gente se asusta con la poesía, pero esto es lo que tenemos ¿tenemos?
Yo también sé que esto es un momento y siento la música de unas llaves que vienen del primer día / del mundo”.
ESPOSA Si llamas a la puerta con cuidado
se abrirá sin chirriar
para que veas el aroma de los valles
la fuente infinita
ESPOSO Amada, surge tu voz como un eco y yo lo sigo.
Si tus pies de nenúfares ardientes te llevan
al cielo blanco
te abriré con la Llave de oro suavemente
y sonarás a ruiseñores sonarás a pájaros
sonarás a mares
dulcemente
mientras caemos como una lluvia en las aguas.
*Fragmento del poema Cántico del cénit y el nadir del libro El honguero apasionado (1991) de Gelindo Casasola.
Francisco Catalano. Caracas, 1986
De Libro 0 en l (2010)
1.
Aparece
como sudor del pavimento
el humo emanando de los cuerpos:
-el universo me hace gestos
bañados de un sol incandescente y meridiano-
el vapor colma los espacios olvidados
y los espacios de la muerte
mientras el día y la noche
pasan como dos rápidos titanes
corriendo en círculos ciclónicos
que cubren hasta el inconsciente de los árboles
y toda la mística que los circundan
hasta el final
donde ya todo es precipicio
donde las cataratas de la pérdida roban todo
del dominio maternal del universo procreante
y de pronto
esa blanca calma estática
la calle enmudeciendo tras mi espalda
la armonía absoluta de la luz
y todos sus nuevos
círculos cromáticos
el flujo de la naturaleza total
bombeando materia
arrojando viscosidad caliente
por las arterias del planeta
que desembocan en el hombre
hasta por fin darle vuelta y convertirlo
en una perpetua y larga línea
que traspase los registros de la muerte
De Libro 1 en l (2010)
I
A la vida la atraviesa una rendija
por donde el hombre succiona bocanadas
del aire más denso de los días
batiendo el pecho
como un animal jadeante
que ansía la cópula del mundo
II
Hay días
donde las fauces del hombre son más grandes
que la esfera misma del espacio
y ávido
devora hasta aquello
erguido y firme
por detrás del universo
Hay tinta y tinta sobre la luz: todo el día es una página
¡Que se abran abismos de pronto y su brillo nos absorba!
¡Sí! Hay brillo en el abismo
Ninguna sentencia tiene puntos finales; pero ¿qué tiene puntos finales?
En la armonía del silencio siempre están frescas las palabras
El color del hombre es un abismo, hacia arriba o hacia abajo, pero abismo
¿Dónde está el balance entre un acorde escrito y una mancha melódica?
Existe una lógica abstracta cuyo lenguaje deriva de otra lógica cuyo lenguaje somos nosotros mismos
Hay curvas espaciales escribiendo curvas con un brillo absorbente en los silencios
Hay una brutal exactitud en el universo expandiendo el ala hueca con que asciende el palacio de mi carne
Hay un amor valiente en contemplar los finales (y traspasarlos) para ver lo que hay después como un depravado amante del futuro
¿Qué haré entonces cuando todo esto se derrumbe?
Aarón Hari Almeida Holmquist (Caracas, 1981)
DOMINGOS
a E.J.A.A.
Los domingos son todos inquietos
largos como un precipicio
desde cama
la puntualidad del encuentro se asume
y lo roto conspira más que de costumbre
Lo que siempre me ocupa en este día
es el accidente del silencio
eso tan costoso llamado recuerdo
Tú
fugaz
y viajero
lograste en tan poco
suplir los óxidos de casa
el moho de sus cosas
A esta hora
ya sin lo que fuimos
he de confesarte
que cierro la puerta
me toco en silencio
y pienso en ti
NAVIDAD
Descolgado de la fecha
ocurro sin fiesta
sin brindis
ni reyes
Escaso
y en minúscula
soy parte
de una herida
entrenada
para largo
Es todo el día
la nube impuesta
el ahogo de ser solo
y su pensión
Derrota en mano
cala hondo el desajuste
este mes doce
URBANO
Ser ligado a la flaqueza
con quebranto en las ganas
De oscuro hasta el fondo
trajeado a media asta
Descuido
y asalto a la vez
Mejor igual de indigencia
Ilustración: Drinking tea, eating the horse, por Dima Rebus