Pegasus y Grifo eran las dos últimas ciudades de la Tierra, el último refugio de la raza humana. Después de las grandes epidemias la población del planeta disminuyo drásticamente. Virus nunca vistos diezmaron a la población seguida rápidamente por una serie de fenómenos que terminaron por desatar lo que los expertos denominaron: “el invierno más largo” o “nueva era glaciar”, era un panorama no muy prometedor para nuestra especie.
Las temperaturas comenzaron a descender rápidamente desplazando a los pocos sobrevivientes hacia el sur, concentrándose en lo que antiguamente se conocía como Patagonia. Lo que siguió a eso fue la última estocada a nuestra maltrecha humanidad el núcleo del planeta se estaba enfriando, lo que provocaría inevitablemente que abandonáramos nuestro hogar. Era como si el planeta estuviera empecinado en eliminarnos, sacudirse las pulgas o sencillamente vengarse por todo el daño que le hicimos, la única alternativa era salir
Casi al mismo tiempo que la búsqueda de un hogar propicio para vivir, comenzó la construcción de las dos mayores obras de ingeniería hechas por el hombre. Pegasus, la ciudad voladora más grande jamás pensada, capital y centro neurálgico de la casi inexistente humanidad, con un diámetro de 13 kilómetros sustentada por grandes generadores magnéticos e impulsada por motores de antimateria, era un espectáculo que sobrecogía. Grifo tiene la mitad de las dimensiones de su gemela nave, alberga toda el área militar y las grandes plantas de procesamiento de agua y alimentos, la idea es enlazarlos una vez en el espacio para facilitar las maniobras.
La construcción tomo diez años, donde solo se pensaba en terminar a tiempo. Las condiciones eran cada vez más difíciles, el frío y el hielo hacían casi inhabitable el exterior. La primera etapa era tener los albergues e interiores listos para refugiar a los casi cinco millones de sobrevivientes lo cual se hizo justo a tiempo, ya que el núcleo estaba llegando al punto de no retorno, solo era cuestión de tiempo para que todo acabara.
Las investigaciones de ciertas áreas de la galaxia y los escaneos profundos, muestran zonas prometedoras para encontrar sistemas planetarios habitables. Más allá del llamado Cinturón de Orión. Tenemos muchas chances de encontrar un planeta adecuado, en un ecosistema estable, agua y una atmósfera que permita una rica flora y fauna.
El día había llegado, las dos ciudades flotaban a tres mil metros sobre la superficie. Los discursos y palabras de las autoridades no pueden mitigar el dolor de los millones que deberán dejar su hogar para buscar en otro sitio, la gente en las calles se atiborraba para sentir el aire frío por última vez, el cielo azul y el blanco en el suelo. Los que no podían ver todo por los canales internos, la que sería la última visión de la Tierra original. Esto marcaba la expansión, el exilio forzado de toda una raza. Muchos lo veían con tristeza y desesperación, otros como la oportunidad de crecer, o el curso natural de una civilización. Los altavoces llamaron a todos, tenían que ingresar. Los únicos que quedaron en las calles fue el personal militar, quienes tenían sus propias ceremonias y juramentos antes de abandonar todo.
Recuerdo estar de pie al borde la bahía de carga número 6, mientras veía a la Pegasus elevarse entre las nubes. Ya de eso van cuatro años, llevamos la mitad del camino a nuestra primera parada. Solo puedo pensar en lo que dejamos atrás y en quienes tal vez regresen algún día, con la experiencia necesaria para no repetir los mismos errores, que la lección haya sido aprendida. Nos queda la esperanza de sobrevivir y tener un nuevo comienzo, el camino es largo, somos fuertes, lo lograremos, de eso no tengo duda alguna.
Mi turno está terminando, buenas noches… bitácora personal, PM Saint-Claire. Fecha oficial: 12 de Diciembre 3652… nave Grifo… fuera.
Relato perteneciente al libro “Los sueños de GN-I” que será publicado a mediados del 2014
Michel Deb
www.micheldeb.tk
Ilustración: Oscar Saldarriaga (Colombia)
http://oscarsaldarriaga.deviantart.com/art/Oscar-Saldarriaga-216352281