in between (6) por Ines Seidel en Flickr (cc)

Antecedentes:
En los pequeños valles de la provincia de Petorca el agua nunca fue tanta. Los antiguos habitantes llamaron Alicahue a uno de sus valles porque era otro valle seco. Pero pese a las sequías el agua de los riachuelos siempre alcanzó para la bebida y los aseos del cuerpo humano. Las sequías habían recomendado nunca plantar todos los suelos, siempre dejar el barbecho, rotar los cultivos, tener un rulo para Dios. Mas ocurrió que vinieron quienes sí sabían optimizar las tierras, hacer florecer los valles de punta a punta, extraer el agua más profunda, tapizar de árboles tropicales un país de espinos, olivos, nogales, guayacanes. Había sobre los ríos un derecho a llenar estanques y un derecho sobre las napas a inundar los pozos. En tiempos de abundancia, hubo quienes solicitaron derechos provisorios a llevarse lo que sobraba. Estos mismos hundieron más a fondo las fosas a fin de que el agua subterránea bajara hacia ellas para luego subir por ellas. Agujerearon toda la tierra y rebalsaron embalses. El agua no bajó por los ríos (que son hemorragias de la abundancia), no subió por los antiguos pozos, ni llegó a los grifos. Había seguido otras rutas y no había más lluvia que lo ocultase. Nunca la ley de los viejos poderosos había favorecido más a los débiles y nunca también fue menos respetada. La miseria.

 

1
La ira canta pa que no te olvides,
niño, si de niño viste y oliste
cada color en el orden angélico:
el día blanco, la noche negra,
amarilla mañana, tarde roja,
rosada la rosa y el cielo azul,
lluvias celestes en árbol granate,
verde el cerro, más gris la montaña.

El orden que pintaron tus dedos
es el de tu vida y el de tu muerte.

2
Esa familia de puercos,
ni cristianos ni demócratas,
si ladrones
de las aguas del bautismo.

El padre hurtado,
(o sea al pasar robado)
que yace avergonzado
en las fotografías,
va a fugarse de ellas
con hambre de diablo
a comer cerdo
asado
como viejo
cristiano liberado.

3
Las vertientes de siempre como almas de zorros que ríen para siempre.
Los quillayes de antes como libros derrumbados en el aire de antes
Cardenales durante como ramos de labios pintados sin sus rostros durantes
Las serpientes penitentes que se arrastran sin vérseles de frente.

4
Héroe no habrá
ni habrá monstruo
mientras no haya
quien ciegue
los fosos del dinero
contra leyes
del estado
cavados como tumbas
vacías de los libres;
mientras no vuelvan
los grifos
a gotear
por las noches
y las norias
más cercanas
a las bocas
y a los besos
no rebalsen
como ayer
y anteayer
y mañana,
si se cierren
las sangrías
que no curan
y desangran
solamente.

5
En cuanto a ti,
¿a quién quistaste el riñón? Ladrón.
Seguramente a una mujer
hermosa como un espino
que iba por el camino
del campo pensando volar.

¿A quien el corazón? Bribón.
De seguro a un niño
que lo agitaba saltando
la cuerda como un día
Dios creando los tiempos.

¿Y el pulmón? Malhechor.
A un viejo que fumaba
un cigarro sobre el puente,
olvidando la ceniza.

Todo en ti está arrancado
a los que creíste callados.
Sólo la cara, descarado,
es verdad, te pertenece,
no por trabajo,
sí por herencia.

6
Cada gota no es cada lágrima,
cada gota es cada gota
sin lágrimas en gotas.
Gota a gota no llora
la gotera ni la cara
se lava. El llanto es el que bebe.

7
Una golondrina no hace verano,
un verano no hace golondrinas.
Quién hace al verano
y quien, la golondrina.
El invierno.

8
Ya, hay que cegar todos los pozos,
todos piedra sobre piedra
como construyendo columnas
ciegos, bajo la tierra.

Y de esas columnas tumbas,
hay que levantar un templo,
hay que vivir sobre el temblo
para ganar la superficie
de la tierra, la tierra, nada más.

9
Cuando había pozos sépticos
los retretes estaban lejos
de las cocinas y los lechos.

Un rumor de moscas rodeaba
estos aislados cuartos de cajón
donde nadie se quedaba dormido.

Luego llegaron las alcantarillas
(aguas sucias que corren bajo tierra)
y por eso se vive sobre el agua.

Cuando agua no hubo en estanques,
las gentes salieron a los campos,
pero habían clausurado sus cajones.

10
Cuando la luna está llena
deja de ser una esfera
y se hace agujero blanco.

El agua está reposando
donde justo comienza el cielo
y avanza si empieza el riego.

11
Brazos y clavos
levantados
hacia el sol.

Músculos verdes
estirados
hacia Marte.

Del agua llenos
están dicen
como fuentes.

Nadie los corta,
siguen vivos
y no matan.

12
Sin nombres propios
más vale decir que desdecir.
Todos entienden
y los dañinos no contienden.
Así se habla
sin gritar las cosas por su nombre.
Así se calla,
sin embargo, la enseñanza.

13
Señor,
usted que anda dando vueltas
de noche regado guayacanes,
con aguas del aire no bebibles,
distraiga su vista de los arbustos,
que son su jardín más personal,
y mire las huertas muertas.

Por estos jardines del alimento
nos acordábamos de usted,
porque sus arbustos son lejanos
como estrellas supernovas
que no dan frutos a hombres ni a pájaros.

Sabemos que su promesa
es que no enviará más diluvio
sobre la tierra ni las aguas.
Pero, si no es mucho pedir
ni es malo este decir,
sería tan bueno que enviase
un diluvio casi universal
sobre este valle sin lágrimas,
Y si para ese milagro contra ley
que ha de vaciar los mares
y derramarlos dulcemente,
hiciera falta un juicio suyo,
una sola mirada de reojo,
vénganos su juicio especialmente
sobre quienes van con el nombre
de su hijo abusando de sus hijos,

Vénganos su juicio si hace falta
más terrible, de tal modo
que podamos saber de usted
aunque sea en forma de llanto.

 

Ilustración: in between (6) por Ines Seidel en Flickr (cc)