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Todo está sucediendo ahora

Julio Carrasco

Si las cosas no fueran metáfora de algo, creo que al hablar de “anillo” cuando se refieren al rectángulo con las esquinas cortadas con que representan el recorrido del S-Bahn, los berlineses no ofrecerían la versión germana de un círculo. Al subir al tren cualquier pasajero puede experimentarlo, incluso con su bicicleta a cuestas. De quedarse dormido, sólo conseguirá alargar la ruta, puesto que tras retornar inexorablemente al punto de partida, repetirá el camino y alcanzará, aun a pesar suyo, la meta que se ha propuesto. Y mientras más pienso en la naturaleza giratoria de la S-Bahn, menos puedo evitar recordar la lectura de un análisis de las fugas del Clavecín bien temperado de S-Bach (creo que de Adorno, aunque no podría asegurarlo), que ponía atención en el efecto mareador que tenían las vueltas sobre un mismo tema en distintas tonalidades. Esta forma sencilla, funcional y elegante de relacionarse con la ciudad no dejará nunca de sorprender a los salvajes reflexivos que somos los viajeros sudamericanos. Tal vez la ausencia del Norte como referencia en el sistema ferroviario (pensamos) sea fruto de una meticulosa planificación. Este es reemplazado por Gesundbrunnen, o según el traductor de Google, “Fuentes de salud”. Acaso sea cierta la declaración de Huidobro de que los cuatro puntos cardinales son en realidad tres. En mi opinión, el reemplazo del Norte en el “anillo” de la S-Bahn excluye la posibilidad de que su sistema de orientación sea bidimensional y sugiere además un eje de coordenadas con una dimensión adicional a las de largo (Westkreuz), altura (Ostkreuz) y profundidad (Südkreuz): la dimensión del tiempo, que dicho sea de paso, también es circular de acuerdo al consenso general de nuestros días.

Este es un libro de viajes, pero sobre todo de un viaje que no ha terminado y en el que la ciudad misma es tomada como vehículo de transporte, desplazándose a la velocidad a la que el óxido se derrite. Sólo después de alcanzar cierta familiaridad con ella, el pasajero/lector estará en condiciones de orientarse. En los hechos, el pasado y el presente, el individuo y el colectivo se confunden. Todo está sucediendo ahora: una familia emigra desde Italia a Buenos Aires, Hamburgo es destruida, una gota de lluvia se desliza en la curvatura del oído. En esta bitácora no hay rastros / son acaso recuerdos que las más de las veces entregan información sobre acontecimientos que, ya recientes o remotos, siguen en curso. Cobra sentido entonces que la cuarta dimensión del eje de coordenadas, vale decir las “Fuentes de salud”, sea aquella en la que transcurre realmente el viaje. Así, las nociones espaciales son deliberadamente ignoradas; da lo mismo si los eventos se desarrollan en Berlín, Italia, Santiago o Buenos Aires, todos ellos cobran importancia por la manera en que han sido incorporados al brumoso presente, y en virtud de ello no es ilógico que una tela de araña, tejida durante días de ritual y arte, desaparezca sin explicación, terminando en la misma categoría que una estrella: ambas pueden extinguirse de repente. Dicho en el lugar apropiado el episodio sería una metáfora iluminadora de algo. Pero si este libro ha sido escrito es porque las cosas siempre son metáfora de algo.

poesia-indestructible

Poesía Indestructible, selección

de la ópera dispersas esporas
quedan de horas hechas de una
coreografía tatuada en rojo:
rojo por ejemplo el mantel y la salsa
en el diminuto italiano
pero ante todo rojo
el destello hermoso
de la mujer en la escalera conservado

 

 

un pabellón extenso
de lo que alguna vez fue
un centro de rehabilitación
plagado de escombros

un balcón al bosque
colonizado por plantas
insolentes

una zona incierta
de forma circular
habitada solo por un zapato

cuatro pies sacrílegos
los recorren por recorrer
porque lo que de lugar no cambia
es prosa

 

 

de los lagos no hay rastros
dispersos en la periferia
son un lugar para desnudarse
y saber cuán líquido es todo esto
pero en esta bitácora no hay rastros
son acaso recuerdos
para otros destinados

 

 

la destrucción de hamburgo ocurre dos veces
una como tragedia la otra como repliegue
de las fábricas y los semáforos
de las oficinas
res plan y decientes
de los hilitos intermitentes desflecados
que coronan una enmienda torpe o
una manga desgastada
de las grúas y el lento oxidarse
de los comensales que comen fischbrötchen
del diptongo de la cerrada con la abierta del cuerpo
del st. pauli
y las garúas
sobre adoquines y las ostentaciones
del trepidar creciente de un tren que se aproxima
de los ladrillos del cemento y los dinteles
del marinerito impostado y la puta for export
la destrucción total de hamburgo
de la ruta hacia sus quimeras
ocurre dos veces

 

 

los sentidos sabemos vienen sin backup
las formas entonces se descomponen
de componen
de ponen
d o nen
y de lo que fue una noche simbiótica
queda solo rotundo un verde lorquiano

 

 

de dedos generosos el que ceba ya reparte
pero si sobran artes no cuenta el atisbo de asombrarse
pues debajo del sauce
en una esquina
polvorienta de la poma
en el vientre del agua que se desliza
detrás de la puerta que encubre el murmullo
y cuando los párpados por última vez se entornan
antes que el sismo del 30
haga su parte
el amanecer vibra

 

 

minuciosa y paciente tejió
su red en la ventana
durante días de ritual y arte

consiguió cubrirla por completo
y me protegió durante un tiempo
de indeseados de insectos

y otro día desaparecieron
red y araña
como de repente
cuentan
se extinguen las estrellas

dicho en el lugar apropiado
el episodio sería una metáfora
una metáfora iluminadora
de algo

 

 

estamos hechos por las circunstancias
por el vaivén del tiempo
como si todos juntásemos botellas
caminamos
con la mirada alerta
y la esperanza maltratada

 

 

mirar de reojo donde hay sangre
la sangre que muerde la cama
y saber que no hay suerte
que son huellas de una noche calada

remontar el reacio río del tiempo
para llegar a la comisura blindada
y no encontrar nunca el olor del cuerpo
sino sangre diestra en la cama

 

 

no hay persistencia en las cuadras
de este pueblo
se desdibujan las torres
que enmarcan la ruta
se descompone y debilita
se apaga el beso
vacilan las luces al llegar al descampado
el cielo huye mortecino
se lo traga la noche invadida por la nieve
son minúsculas hasta las letras
no hay puntos
no hay comas
queda el letargo de un anillo
que se repite
y se repite
y sin embargo mi amor está intacto
sobrevive en esta
poesía indestructible

 

Ilustración: Johnny Cash, por Lee Bermejo