Jose-Gonzalez-3

Hay músicos que deciden no involucrar sus composiciones con avisos publicitarios y rechazan propuestas económicas de grandes empresas. Es una decisión respetable y se basa en no relacionar su arte con determinadas marcas o productos. Pero igual de respetable puede ser la decisión contraria. Aceptar, por ejemplo, que una canción sea utilizada para acompañar un spot televisivo. No deja de ser una forma de difusión. No deja de ser una forma de generar recursos. Y esta es una reseña sobre un artista no muy conocido en Sudamérica y cuya carrera recibió impulso de un comercial.

En el año 2005, Sony, con el fin de promocionar un nuevo televisor, lanzó un spot en el cual miles de pelotitas de colores caen por las empinadas calles de un barrio de San Francisco llamado “Russian Hill”. El video llamó la atención tanto por la belleza de sus planos con las pelotitas rebotando en “slow motion”, como por la música que se escuchaba de fondo: un tema llamado Heartbeats, original de la banda electro-pop, The Knife, pero grabado en versión acústica. Para muchas personas en Estados Unidos y Europa, aquel anuncio fue la oportunidad de conocer a José González. Un cantautor sueco de nombre latino que dos años atrás había publicado su primer disco.

Hijo de padres argentinos que emigraron a Suecia poco tiempo después del golpe militar de 1976, tiene tres albumes como solista; el último, Vestiges and Claws, de este año, el cual mantiene la esencia minimalista de los anteriores, Veneer e In Our Nature. Todas las canciones de su discografía constan tan sólo de su voz, su guitarra criolla y algún leve arreglo detrás. Su estilo está influenciado por artistas como Silvio Rodríguez y Nick Drake, pero con un matiz personal, a causa quizás de su tono dulce y tranquilo para cantar y de la habilidad que demuestra como guitarrista en sus arpegios.

Además de su carrera en solitario, González, nacido en Gotemburgo, lleva a cabo otros proyectos alternativos; de hecho, si algún día decidiera abandonar la música, podría ejercer su profesión de bioquímico. Tiene una banda indie de nombre Junip con la cual sale de gira y saca discos cada tanto, hace algunos años filmó un documental sobre su vida—se puede encontrar un fragmento en Vimeo— y el 2013 participó del soundtrack de la película de Ben Stiller, “The secret life of Walter Mitty”.

En una entrevista a Pharrell Williams que leí hace un tiempo el productor y músico decía que cuando escuchaba y componía música imaginaba colores. Al parecer, el fenómeno se llama sinestesia y consiste en percibir sensaciones de otros sentidos además de aquel que recibe un estímulo. Pienso en esto cuando averiguo que el lema del comercial de Sony era “colour like no other” (color como ningún otro). Muy apropiado también para los temas de José González. De alguna manera, y sinestésicos o no (son pocas personas las que cuentan con esta curiosa capacidad), la necesidad que tenemos de descubrir cada tanto nuevas canciones y nuevos artistas es también una búsqueda de nuevos colores. Y el del cantautor sueco de padres argentinos es bastante particular. Como ningún otro.

https://www.youtube.com/watch?v=spB4ezsQ6II